Primero fueron 15 países los que enviaron una carta en mayo a la presidenta de la Comisión pidiendo trasladar a los migrantes irregulares a terceros países. Una misiva en la que no estaban las grandes economías, Alemania y Francia. Luego llegó el paso adelante de Países Bajos, cuyo nuevo gobierno pedía hace unas semanas directamente salirse del marco del nuevo pacto de migración y asilo. Una petición a la que se ha unido Hungría, cuyo ministro de Asuntos Europeos informaba este lunes por carta a la presidenta de la Comisión de su voluntad de salirse de este pacto que debe implementarse en los próximos dos años.
Pero en paralelo a los movimientos de estos dos gobiernos ultras, 17 países de la Unión se han puesto de acuerdo para redactar un borrador con propuestas en materia migratoria que llevarán a la cumbre de líderes que se celebra en Bruselas los días 17 y 18 de octubre.
Gobiernos como Francia, donde aunque escorado a la derecha no hay formaciones ultras; o Alemania, con socialistas, liberales y verdes. También Dinamarca, socialdemócrata, o Italia, es decir que en materia migratoria se va instalando un consenso que empiezan a compartir ultras, conservadores y socialistas. Aquí está República Checa, Malta, Hungría. Pide lo mismo la Roma de Meloni que la Dinamarca de la socialdemócrata Mette Frederiksen.
En el documento, los 17 países exigen acelerar y aumentar las deportaciones, piden a la Comisión un nuevo enfoque sobre las devoluciones, «las personas sin derecho a estar en territorio comunitario tienen que rendir cuentas». Hay que simplificar los procedimientos de expulsión. Además, se debe concretar una expulsión exprés.
En los últimos meses más de 70.000 personas han solicitado asilo, 2.000 eran niños, por orden de nacionalidades: sirios, venezolanos y afganos. Alemania, España, Italia y Francia tramitan el 76% de las primeras solicitudes de asilo.