La ministra de Minas, Irene Vélez, vuelve a saltarse el protocolo en la visita presidencial que realiza el gobierno de Colombia a España. Dicen los entendidos en la materia que para una visita de estado las mujeres deben vestir en traje sastre, ya sea con falda, pantalón o vestido y zapatos cerrados en la punta.
Pero para Vélez el protocolo se puede pasar por la faja, mientras los reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz lucían trajes para la ocasión, la chabacana de Irene Vélez, iba con sus tenis blancos, que, en mi época, se utilizaban para la sudadera de educación física, tal vez, a ella le guste que la critiquen por cómo se viste, por cómo piensa o por cómo habla, pero, a decir verdad, por lo que demuestra, le da igual.
Luego de la foto donde se distinguió por sus tenis, la ministra y la comitiva colombiana, pasaron a un almuerzo, donde espero, no se haya limpiado con el mantel.
Al termino, salieron a pasear los dos gobiernos por los jardines de la Zarzuela, oportunidad para hacer valer los tenis, haciendo volteretas cómo una porrista o jugando un “picadito” de banquitas. Ahí sí que valen.
No es de extrañar este tipo de comportamiento, recordemos que Irene Vélez ya metió la pata hace unos meses, recibiendo a la ministra de Turismo de España, María Reyes, en una pinta como para jugar Voleibol.
Los medios locales han tildado a la ministra Vélez como “el lunar o la mancha en la pared” de esta visita de estado, sin dejar de mencionar los crasos errores de comunicación tales como: La teoría del decrecimiento, el déficit de los 10 mil billones de pesos o leer en un debate de control político, donde el artículo 105 de la ley 5, prohíbe la lectura de discursos escritos. Imagino, en mí inocencia, que son artículos que un ministro debe conocer de principio a fin.
Claro está que yo prefiero una ministra mal vestida a una ministra inepta, pero lastimosamente, para este caso, cumple con las dos características.
Columnista: Camilo Poveda