La intervención policial tuvo lugar el pasado 26 de septiembre a las 13:30 horas en este nuevo establecimiento situado en la calle Nicolás Usera número 18, que lleva abierto solo unos meses.
Ya a la entrada comprobaron que el local, que estaba abierto al público y en el que comía un cliente, lucía un banderín luminoso en la fachada que no está amparado en la licencia, al igual que un aparato de música. Los responsables aportaron un seguro de responsabilidad civil caducado a fecha de julio.
En la inspección, observaron que el cuarto de basuras se utilizaba de almacén y contenedor de enseres y que los espejos no estaban colocados a la altura que fija la normativa. Además, los agentes encontraron una planta superior que no está autorizada en la licencia y a la que se accedía por una puerta oculta detrás de un sofá. Entonces, subieron por una escalera metálica de dos tramos sin barandilla ocupada en parte por cajas de alimentos chinos.
Arriba localizaron kilos de verduras, sin trazabilidad conocida, extendidas sobre cartones y suelo secándose, así como varias estanterías con productos de alimentación de origen chino, como setas, que carecían de etiquetado y otros alimentos con la fecha de consumo preferente vencida hace más de tres años.
Durante la inspección encontraron a un empleando vaciando la nevera y tirando cosas en un contenedor. Descubrieron que esas cosas eran alimentos no son aptos para el consumo, atendiendo al único criterio del olor que desprenden y el color cetrino y oliváceo que presentaban todos ellos.
A los dueños se les acusará por el género de mal estado encontrado, las irregularidades en la licencia y por el riesgo para la salud pública del establecimiento.